Prensa

La música puede ser espejo de la identidad en tanto tengamos una cultura no colonizada

La música puede ser espejo de la identidad en tanto tengamos una cultura no colonizada

Lo de Javier Peñoñori va más allá de los 45 años de carrera y la presentación de su nuevo disco, Desacordes en la bruma. Es la puesta en escena de uno de los músicos más prolíficos y estudiosos de la escena local, con una búsqueda constante de variaciones. En su flamante trabajo, incluye creaciones de Yupanqui, Ariel Ramirez, Piazzolla, además de composiciones propias sobre ritmos folklóricos argentinos, choro y una bella sorpresa: una canción de cuna de inspiración tradicional japonesa.

Cumplir 45 años de trayectoria significa muchos años de abrazar a una guitarra ¿Qué balance haces de este recorrido musical?

Javier Peñoñori: -Realmente toda cifra en sí misma no significa nada, pero en este caso, la guitarra casi nació conmigo, es mi vida; y con el tiempo se ha agigantado esa necesidad de abrazarla, como vos bien decís. Atravesando caminos con luces y sombras, con dolores y alegrías (personales y/o colectivas), atravesando nostalgias y angustias. Lejanías o momentos compartidos. Añoranzas también, sobre todo cuando estás en tierras lejanas durante un tiempo, es como dice la zamba de Yupanqui “La Añera”: Cuando se abandona el pago y se empieza a repechar, tira el caballo adelante, y el alma tira pa’ trás. Uno va puliendo y tallando su propio estilo, con estudio, con tiempo y sobre todo aprendiendo a escuchar y escucharse. Así surge la necesidad de expresarse y te sorprende algo que se ha acumulado en tu interior y necesitas liberarlo… ahí nace otra fase de la creación o la composición. O la poesía. Pero es verdad un tiempo de muchas y variadas experiencias vividas. La guitarra: presente.

Estás presentando Desacordes en la bruma ¿De qué se trata este trabajo?

JP: -Este disco hace un recorrido por las diversas geografías de nuestra Argentina con sus diversas culturas, lo cual significa multiplicidad de ritmos de la música criolla (erróneamente llamada Folklórica), ya que Folklore es lo anónimo y hace referencia a algo más que la música. Es folklore por ejemplo y para que se entienda, un lazo trenzado como el que le he visto hacer con cueros a mi padrino en el campo. O sea, un lazo trenzado que no sale de fábrica. Es algo ligado a lo artesanal, es folclórico. Volviendo al cd escucharás música del litoral: guaranias, danza guarany o Choros (la primera música popular típica de Brasil), milonga (dentro de la gran variedad, la surera), bailecitos (de la puna), zamba (NOA), chacareras (Santiago del Estero), tango (música ciudadana), y la llamada música “clásica”.

Decís en un verso que “las músicas perdurarán, volando anónimas, más allá de las necedades, más allá de las miserias humanas” ¿se podría decir que el arte es liberador?

JP: -No te miento si te digo que con esta pregunta has dado en el clavo. Creo que si hay algo que es poderoso para combatir en la vida todas las miserias que los seres humanos cargamos, algunos por cierto más que otros, es el arte: la música, la poesía, la escritura, la pintura, la danza. La lucha cotidiana por un mundo mejor, más justo, más equitativo, sin guerras y con Paz, lleva centurias. Y ese tiempo son muchas vidas, muchas generaciones, muchos pueblos sufriendo hambre, guerras, invasiones, dictaduras, bombas arrojadas sobre pueblos y ciudades provocando miles y centenares de muertes: Hiroshima, Nagasaki, Guernica, Bombardeo a Plaza de Mayo, Malvinas, etc. Contaminaciones del medio ambiente. Y detrás, durante y después de todos estos avatares sufridos, siempre está y continúa con vida la música: sobreviviente de todas las injusticias, incluidas las censuras. Por eso el arte es liberador si lo utilizas como medio para ejercer la libertad. Es más, creo que la historia de la humanidad es y será, ni más ni menos, que la historia del grado de libertad que hemos tenido y conquistado los seres humanos.

El país -y por qué no buena parte de la región- vive un tiempo intenso en lo social, en lo político ¿Cómo te atraviesa este momento?

JP: -Es una parte de la historia muy difícil, ya que los países de nuestra Sur-América, centro y Caribe hace centurias que luchamos por conseguir unidad en una Patria Grande, como lo soñaban Bolívar, San Martín, Juana Azurduy, etc. Hoy parafraseando al Papa Francisco: “El Neoliberalismo mata”. Y el Imperio (el mismo que vive de la industria de las guerras en Medio Oriente o Malvinas, y de la fábrica de armamentos, del hambre y desnutrición de millones de personas) este es un momento doloroso, difícil si no profundizamos ese derecho para construir la unidad de nuestros pueblos. Eso, en lo más pequeño y cotidiano significa abocarnos desde cada uno, en los lugares de trabajo, de estudio, para resistir y poder vencer a un tiempo amargo, de Desacordes en la Bruma de injusticias.

Hablando de injusticias hoy en Argentina 2017, en un comunicado: “Los músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional denunciaron el “vaciamiento artístico” Los contratados no cobran sus salarios desde hace meses, algunos desde el año pasado y todas las giras nacionales e internacionales se encuentran suspendidas sin explicación”. Quiero sumarme a la denuncia que hace Marta Argerich señalando como “lamentable que un organismo sinfónico como éste, que es embajador de la cultura de toda la nación, sufra vicisitudes tales que dañen su funcionamiento” – escribió Argerich en una carta difundida a los medios. En síntesis y respondiendo a tu pregunta: confío en la resistencia y en la organización de un mar solidario con forma de artistas, compatriotas y de países de otras latitudes, que no se doblen ante las malas perspectivas y obstáculos, para seguir avanzando a pesar de las dificultades, aunando esfuerzos militantes de la Cultura y el arte. Hagamos de esa necesidad una justa realidad en pos de nuestros Derechos. No sólo hay que retomar el camino de un proyecto nacional sino también ser partícipes como trabajadores del arte y la cultura a una reinstalación de un rumbo de integración de América Latina.

¿Cómo ves el panorama joven de la música, con la incursión de tantos nuevos talentos?

JP: -El panorama de los nuevos talentos sufre estos avatares y no escapa a la realidad que vivimos. Hay muchos y buenos que tendrán que saber apartarse de los “caminos fáciles o atajos” que no nos llevan al estrellato sino a estrellarnos. Sabiendo que “la fama se compra”, como la moda… se esfuma y tiene fecha de vencimiento. Nuevos talentos que puedan aprehender de la memoria de la verdadera historia de los pueblos, dejando de lado y combatiendo la vanidad. Se tiene futuro si el artista no se presta a las frivolidades que “mercado” exige para “hacer dinero”. Las nuevas generaciones deben aspirar a una formación cultural-social de las realidades e historias de cada pueblo y participar con opiniones, con un juicio crítico. Atender y entender lo que dice Yupanqui en el Payador perseguido de lectura imprescindible. Algunas estrofas nos dicen: El trabajo es cosa buena / Es lo mejor de la vida / Pero la vida es perdida / Trabajando en campo ajeno. / Unos trabajan de trueno / Y es para otro la llovida. / Si alguna vuelta he cantao / Ante panzudos patrones / He picaneao las razones / Profundas del pobrerío. / Yo no traiciono a los míos / Por palmas ni patacones. / El cantor debe ser libre / Pa desarrollar su cencia. / Sin buscar la conveniencia / Ni alistarse con padrinos. / De esos oscuros caminos / Yo ya tengo la experiencia.

¿Hasta dónde la música puede ser el espejo de la identidad de un pueblo?

JP: -La música puede ser espejo de la identidad de un pueblo en tanto y en cuanto tengamos una cultura no colonizada. Los artistas y trabajadores de la educación y la cultura tenemos la tarea de rescatar y reverdecer nuestras raíces originarias desde antes y después de 1810. Esto es trabajar La Memoria, combatiendo contra la invasión de “lo importado de última moda”. Esto para la música, tiene enorme importancia. Tampoco significa cerrarnos absolutamente a no escuchar otras músicas, lo cual es muy necesario y hace a nuestra formación más global y enriquecida. ¿Ejemplos? Muchísimos: Yupanqui escuchaba e interpretaba a J.S Bach; Piazzolla escuchaba música clásica y en sus comienzos la ejecutaba. Hemos comprobado que en diversas partes del mundo por ej. En Japón nuestra música es muy respetada y admirada: desde un huayno, zamba, milonga, candombe, hasta un tango. Y en cualquier otro país que recorremos nuestra música es valorada. Ahí está nuestro rol de difusores de nuestra música que logra dejar una semilla que se siembra: es parte de construir nuestra identidad. Y para finalizar: “Arte liberador, ética liberadora. Libertad para crear, crear para la libertad”