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Hacer música es sentir la necesidad de gritar, de llorar, de reír, saltar y pensar en silencio

Hacer música es sentir la necesidad de gritar, de llorar, de reír, saltar y pensar en silencio

por Gustavo Grosso

Con una amplia trayectoria en el país y protagonista de diversas giras en las principales capitales del mundo, el compositor, poeta y guitarrista sampedrino JAVIER PEÑOÑORI presenta TODOS LOS SILENCIOS DEL MUNDO, que ya fue estrenado en todas las plataforma digitales de música.

-¿Cuáles fueron los motivos que lo llevaron a grabar el disco Todos los silencios del mundo?
-El disco es el resultante de una necesidad de expresar lo que todos y todas estamos viviendo; hablamos de que uno siente esa necesidad de reaccionar frente a la diversidad de situaciones; las buenas, las no tan buenas y las más injustas. El deseo como parte de este mundo, de ejercer la libertad de expresar lo que se siente frente a lo que acontece. Todo con sus luces y sus sombras. El nombre del disco fue madurando con el transcurrir de la grabación. Todos los silencios del mundo quiere abrazar a millones de seres que están silenciados por las guerras, por el hambre, por las injusticias. Se hace hondo el dolor de los silencios; silencios cuyos quejidos se parten en los rostros de millones de niños hambrientos que mueren en el planeta, a diario. Hoy, sumados al sufrimiento de esta pandemia. Por eso en este presente, se profundiza la necesidad de asirnos del Arte y revalorizar la música y poesía simultáneamente. Momentos en los que se nos agudiza profundamente esa sensibilidad.
Si tengo que ser sincero, millones de habitantes venimos soportando las inclemencias de las indeseables conductas de un puñado de “familias de minorías poderosas” que concentran las riquezas que los seres del mundo producen con su trabajo y sufrimientos; enriquecimientos con el hambre y la explotación de niños, hombres y mujeres. Duele que cada año, más de 3 millones de niños menores de 5 años mueran por desnutrición. Esta es la Pandemia provocada por la injusticia, la inequidad de riquezas concentradas y mal habidas. Esta, nos viene desde el fondo de la historia. Todos estos silencios de millones, son los que duelen. Sumamos los millones de seres humanos que padecen las guerras y persecuciones; pueblos Originarios perseguidos, asesinados y desalojados de sus tierras para la desforestación; en Medio Oriente, África, etc. provocadas por “Los señores de la guerra”, o sea, por el “negocio del petróleo y de la industria armamentista”. No quiero convertir tu necesaria pregunta en una estadística, pero todas estas temáticas están contenidas como esencia, en Todos Los Silencios Del Mundo, que se vuelve grito, denuncia, reclamo y estallido.

“Podríamos decir que Javier Peñoñori es un virtuoso guitarrista, aunque no estaríamos diciendo toda la verdad, porque Javier es un poeta de la guitarra, un artista que entiende ese instrumento como una herramienta de redención; por eso Peñoñori no sólo toca la guitarra, Javier, alquimia mediante, hace del ruido del mundo, una melodía humana, por eso, su flamante (11º CD) disco es, de alguna manera, un manifiesto de la esperanza, un espejo musical de nuestra identidad” (Pedro Patzer, periodista y poeta)

-Dice el escritor Pedro Patzer que usted “hace del ruido del mundo, una melodía humana” ¿Qué le significa hacer música? ¿Por qué eligió este rumbo?
-Hacer música es sentir la necesidad de gritar, de llorar, de reír, saltar y pensar en silencio. Una necesidad que nace en mi al ver en mi pueblo a los pescadores, a los isleños, y a los cosecheros de campos ajenos con sus hijos trabajando de sol a sol y mal pagos; me dolía y sigue doliendo, eso es parte de “los ruidos del mundo a que se refiere Pedro”. Los niños que iban en el medio del campo a caballo, otros a pié y sin zapatillas a la escuela donde mi madre era maestra; ahí los veía con hambre y con frío; la niñez a la intemperie. Y eso “hace al ruido del mundo”. Y luego se traduce en arpegios, acordes y silencios.

La madera de la guitarra de Peñoñori, como diría Don Ata “no es madera, es una selva incendiada” (Ricardo Acebal, documentalista y periodista, autor del prólogo del disco)

-En su flamante trabajo aparecen Yupanqui y Leguizamón, entre otros grandes exponentes de la música ¿Cuáles son sus influencias musicales? ¿Qué ha tomado de esos nombres para exponer su propia música?
-Sobre todo Yupanqui, desde niño ha sido mi Maestro, guía y referente, siempre está presente. Muy comprometido con todo esto que hablamos antes, de ruidos, músicas y silencios; con el manejo de la Cosmogonía y la denuncia de las injusticias. Y de Leguizamón admiro su capacidad de improvisación y también la denuncia de la injusticia, además de su ironía.
Desde chico, las influencias de los maestros Don Eduardo Falú, Abel Fleury, María Luisa Anido, Agustín Barrios, Leo Brouwer. Aníbal Troilo, Piazzolla, J.S.Bach, Federíco Chopín, y tantos otros. O sea, sostengo un repertorio amplio donde en lo personal no diferencio la música Criolla (folclórica) de la música “Clásica”, pues ambas tienen raíces populares.
Con la compañía de la destacada Maestra Nuria Martínez, en Quena y Sikus, hacemos 2 temas: Uno de Uña Ramos y otro del “Cuchi” Leguizamón.
Todos estos músicos que nombré han contribuido a forjar mi estilo; de cada uno de ellos siempre queda algo que sedimenta con el tiempo. Estoy convencido de que esas formas de expresarnos a través del instrumento, es como el ADN, no hay dos iguales.

-Sus primeros conciertos fueron a los seis años y desde entonces la música lo llevó por el país y el mundo ¿Usted puede decir que aquello que eligió de niño fue lo que quería hacer?
-Sí. Puedo afirmar que es así y sobrellevando todo tipo de obstáculos. Dentro y fuera de la familia, desde luego. Mis padres siempre me apoyaron. Pero estaba presente algo muy arraigado en “la cultura popular”: “está bien que toques la guitarra y que escribas – me decían, pero tienes que elegir una carrera que estudiar para poder “trabajar”.(“Algo útil”). Estos dichos eran muy conocidos. Pero por suerte me vine para los Buenos Aires a los 16 años; seguí trabajando, estudiando y dando mis conciertos.

-La pandemia cambió formas, modificó costumbres, atravesó a la sociedad de una manera impensada ¿Cómo está viviendo este tiempo tan fuera de nuestra lógica cotidiana?
– Te contesto con un adelanto del próximo libro de poemas

Agonía de este agosto

Tan solo este haz/ pequeña centella
atraviesa el algodonal de nubes
como una señal,
enciende una esperanza
queriendo expiar almas abatidas
desciende y
abre sus alas envolviendo
los desánimos que ruedan sobre el planeta.
Solo ese hilito de sol
deshilacha mantos de cielos y arroja claridad
sobre ánimos ausentes y
siembra un mañana en este invierno de pandemia, /
invierno de alegrías ausentes
Invierno de esperas.
Que no se empañe el andar y
la pequeña centella se agigante/ alumbrando un después.

Estoy viviendo este tiempo con esa incertidumbre que es generalizada; como te decía en el comienzo. Tiempos también de que aflora la creatividad de lo colectivo. Confiando en que saldremos adelante, vacunas mediante; por ahora y por varios meses por delante cuidándonos física y mentalmente. Por esto, Gustavo, celebro tu trabajo de periodista, de hacedor de puentes de la libertad de expresión. Sin el periodismo, el buen periodismo (no el de las mentiras y censuras), podremos salir airosos de todas las pandemias que nos causan tanto dolor. Simplemente: Gracias.
JAVIER PEÑOÑORI
www.javierpenonori.com.ar
Compositor, guitarrista y escritor argentino, nacido en San Pedro, a orillas del río Paraná, Provincia de Buenos Aires. Inicia sus estudios musicales a los 5 años, atraído por la música clásica y folclórica. Sus primeros conciertos los realiza a la edad de 6 años en la Biblioteca Popular Rafael Obligado de su ciudad natal continuando en Capital Federal y otras provincias. Dentro de su repertorio abarca música del género folklórico nacional y latinoamericano, tango y música clásica.
Realiza exitosas giras por distintos países de Europa durante los años 1998/99 recorriendo ciudades como Praga (Rep. Checa), París (Francia), Madrid (España), Bilbao (País Vasco) y Londres. Durante el año 2008, año Yupanquiano, ha ofrecido conciertos en diferentes países del continente Suramericano como Bolivia, México, Perú y Ecuador compartiendo su música y poesía.
En 2012 realizó una gira por JAPÓN, auspiciado por la Cancillería argentina y el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, recorriendo importantes ciudades como Tokyo, Osaka y Okinawa ofreciendo más de 16 conciertos en dichas ciudades.
GIRAS: Perú (2010);  Japón (2011); México (2012, en el Festival Internacional de Guitarras); Bolivia (2013), Ecuador (2014), Perú (2015), México (2016, 2018 y 2019), Ecuador (2017, Festival Internacional de Guitarras) y Perú (Festival Internacional de Guitarras-Huaráz).
Lleva editados once trabajos discográficos: el flamante “Todos los silencios del mundo” (2020), “Desacordes en la bruma” (2017), “Copos de sol” (2014), “Murmullo del silencio” (2010) , “Corral de estrellas”(2008), “Alquimia de posibles” (2006), “Amanecer de la utopía” (2005), “Acuerdo con cuerdas”(2001), “Detrás del sol”(1996) y “Todas las mañanas del mundo” (1991).
Poesía: ha editado dos libros de poemas: Murmullo del silencio (cinco reediciones) y Desacordes en la bruma (año 2019).